jueves, mayo 25, 2023

 Igual lo más bello tarda en aparecer porque se está vistiendo para una fiesta. No debe ser fácil llevar un frac impecable. Todo el día. Cada día. Y caminar a pasitos lentos para mostrar que se vistió de belleza. Hasta encontrarse con otro que decidió hacer la misma locura. Luego, para qué marcharse...

Fotografía Albert Dros

martes, mayo 16, 2023

De esperas

Te espero al final de la calle. Aquí donde ya no se oyen los chismes de las comadres, las voces de los vientos circulares. Hoy es la noche. Aunque podría ser cualquier otra. Llevo un puñado de lápices de Ikea en la mano. Si pasas de largo me pincharé (solo un poco) con ellos para obligarme a dejar de mirar tu espalda. Pero si te paras y me sonríes con cara de Vadinho, te lleno de abajo arriba de graffiti temporales.


*Vadinho: mi adorado personaje de: "Doña Flor y sus dos maridos"



viernes, abril 07, 2023

Miradas



Si las miradas hablasen las calles estarían llenas de ojos afónicos. Ojos irritados. Ojos con brillo de venganza vengada. Ojos mirando al suelo: ‘No me atrevo’. Bocas aburridas. Ojos felices. Ojos apasionados. Exultantes.

Si las miradas matasen las calles estarían llenas de ojos avergonzados. Ojos que disimulan mientras caminan a trompicones por un espectacular “True crime” de siluetas pintadas en el suelo con tiza blanca.



sábado, marzo 21, 2020

Cinema Apocalipto

Hace solo unos meses terminé mi última novela. Con el manuscrito todavía caliente entre las manos, sin la certeza de si se publicará en algún momento, me siento en la obligación de poner la sinopsis; porque si no ni yo misma me lo creería. Son días raros, tristes, de calles vacías, de perros que pasean desconcertados. Como los de novela. Los días y los perros. Eso lo hace todo todavía más raro.

Se titula: "Cinema Apocalipto". Igual ahora, más de uno ya empieza a entenderme, o al menos a hacerse una idea. 
Comienza así: 


Cinema Apocalipto
Autora: Mónica Gutiérrez Sancho
Para Jazz,
Por los bailes de claqué.
Por salvarme tantas vidas

El Cine Bahía llevaba años iluminando la calle estrecha que lo mantenía oculto de miradas que no quisieran verlo, de amores prohibidos, manos que trepan por faldas de lana y de lino, por pantalones, robos de besos sin la menor traición, amantes y amores escondidos, prohibidos, delante y detrás de la pantalla. 
No podría recordar cuántas veces había tocado Sam al piano una y otra vez: “Times Good by…”, las veces que Tara se había arruinado, secado y vuelto a cultivar. Aunque sí recordaba, como si fuera hoy, el sonido del guante de Gilda resbalando por su brazo. Las veces que el inspector Jacques Clouseau de la Sûreté se había caído por ventanas o puertas. La mirada de Igor. Todos tenemos nuestros propios momentos fetiches. También podría citar miles de películas que explican cómo y cuándo el Apocalipsis llega y arrasa un lugar. Lo mismo da que sea por culpa de habas gigantes que escupen hombres tan perfectos como insípidos, platillos volantes con forma de ensaladera, o Drácula con maquillaje. Lo que nunca imaginó es que sucedería en las calles y las gentes que tan bien conocía, que sentaban sus culos y sus almas por unas horas a oscuras en sus butacas de terciopelo granate. Que encontraría la manera de llegar hasta allí. Que tantos de ellos desaparecerían. Sin ruido. Sin saber dónde buscarlos. El peor de los guiones. Un Apocalipsis en silencio. Que encima después de irse los dejarían solos, sin nadie. A ellos, los más fieles. Nobles ayudantes de vida. Los perros del olvido. Y él quería hacer algo para impedirlo. Y no sabía qué, salvo seguir abriendo las puertas iluminando el mismo tramo de calle cada noche, como si nada hubiera pasado. 


domingo, marzo 15, 2020

"Si vuelves te contaré el secreto" Disponible en eBook


Hace años publiqué mi novela: "Si vuelves te contaré el secreto". En su día no llegó a estar en formato electrónico y me he animado a pasarla a eBook. 

Si vuelves... Ese club de música al que solo se puede entrar una noche: The Club. 

Es una obra muy especial para mí como algunos ya sabéis.  
Tiene su propia banda sonora. 



Si vuelves te contaré el secreto


Qué disfrutéis de la música y las letras. 

Cuidaos. Mucho.
 Salud. 


Mónica



sábado, septiembre 07, 2019

Pasos en círculo #HistoriasdeSuperación Zenda Libros

¿Cuántos?

Miro al suelo, a mi espalda. El desasosiego me sabe a sopa de letras. Esas que tú me preparabas entre sombras chinescas. Los demás veían el abecedario completo, pero yo solo y siempre 4 letras: l, o, c, a.
Recuerdo el opio insensato del principio, cuando afirmábamos riendo que éramos especiales, que nunca seríamos igual que los demás. Había tantos espejos, ventanas, que ni nos percatamos que eran un vulgar reflejo de nosotros mismos.
Llegaron las miradas que matan, pero no de amor ni amando. Miradas de desprecio. Luego los gritos. Inútil. Mujer que no vale para nada. Más odio. Porque si la línea entre el amor y el odio es fina, tú fuiste el que la robó para siempre. Más gritos. Por si tus ojos no dejaran claro el asco que te daban mis pasos por el pasillo de casa. Pasos lentos, atemorizados camino de ningún sitio.

Llegó el temor al sonido de las llaves. A marcharme. A quedarme.

Cuando me entraba el vértigo me subía al armario. El pánico pasaba dentro del balón de Nivea que cayó del avión un verano. Verano en el que mi cuerpo en bañador era como el de un dálmata. Blanco y morado. La ansiedad pasaba encerrada en una sábana. El dolor de los golpes desaparecía escondida dentro de una cápsula de Valium. Transitaba del armario, a la cápsula, al balón, a la sábana, a la cápsula. Loca. Eso es lo que hacen las locas. Y yo lo estaba. Eso repetías. Solo podía hacer cosas de locas. Un círculo de terror, aturdimiento, nulidad. Miedo. Y yo solo quería irme. Pero no podía.
Me volví invisible. Nadie podía verme. Ni mi familia. Ni mis amigos. Ni aquellos que más rozaban mi vida. Mis vecinos. No logré encontrar sus ojos. A veces inventé excusas, pedir un maldito puñado de azúcar para comprobar que no me había extinguido por completo. Que seguía ahí delante de ellos. Iba de frente, para no perderme de perfil entre las sombras de las paredes, con esos vaqueros ya diez tallas de más. Miraban al suelo. Al infinito, a cualquier punto menos el desesperado centro de mis ojos, los únicos que aún gritaban auxilio.

Hoy ya no te tengo miedo. Claro que sé que sigue ahí dentro, tú te has encargado de esculpirlo a fuego como una obra de arte hecha a mi medida. Pero se irá. Como yo. He cerrado la puerta. Sin esas llaves que abren abismos que dan a ningún lugar.

¿Cuántos quiere?
Un billete, solo de ida.

Relato #HistoriasdeSuperación para Zenda libros www.zendalibros.com
 Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

domingo, junio 09, 2019

Gracias por todo Jazz


Jazz con casi 14 años, mi pequeña bola de amor, mi bailarina de claqué, mi corneta del Guateque que siempre salía de todas las batallas ha decidido que ya era hora de descansar. Duele tanto que no puedo ni sentirlo aún. Ni imaginarlo. Pero sé que para muchos mi cejas tricolor que solo nació para repartir cariño moviendo el culo hacia la izquierda y saludando a todos en los semaforos era importante y quería compartirlo. Con vosotros. Cuando me adoptó con un kilo y pico no imaginé que me salvaría tantas vidas. Tantas que me ha convertido en gato. Que no me permitiría caer. Jamás. Que apoyaría su espalda sobre la mía una y otra vez como un sujetalibros Art Déco. Que recorrería mis miedos, mis alegrías y se pasearía entre mis sombras para sacarme siempre a la luz. Cada segundo, para dejar claro: Yo siempre estoy. Siempre.
Casi catorce años siendo mirada así es un regalo que jamás podré agradecerte. Me dejas tanto amor que me llenará mil y dos vidas. Te quiero Jazz. Te adoro mi pequeño saltamontes. Gracias.