jueves, febrero 23, 2006


Fuencarral, vino, Malasaña, metro, gente, velocidad, semáforos,risas, tapas, lluvia, frío, música, ruidos, coches y más gente.

Ya estoy de vuelta después de unos días. Como siempre que viajo o hago algo diferente, el pelo vuelve a tener una largura distinta. No sé si a alguien más le pasará. Mi pelo varía de forma, color y sobre todo largura a su antojo, aunque dentro de su vida paralela y su peculiar anarquía, sigue unas pautas fijas, siempre crece, de momento no ha menguado o al menos nadie lo ha notado, ni siquiera yo misma.

Ahora situada de nuevo en punto muerto, miro en todas las direcciones y busco desesperada el olor y el color bestial del mar, del mío, del Mediterráneo, hasta aquí tampoco llega, no todavía. Pero a mí me da igual, yo inspiro fuerte y me entra una pizca de sal que me hace estornudar, señal inequívoca de que está cerca.

3 comentarios:

Max Estrella dijo...

Ahhhh!!Ese mediterráneo que tan cerca está y que visito menos de lo que deseo....es deliciosa la imagen del mar,su olor,su fuerza...
Espero que te haya sentado bien...
Besos

arrebatos dijo...

Si algún día percibes que tu pelo mengua, fíjate bien en qué sentido circulan las agujas del reloj... Aunque quizás el tiempo no sea tan relativo como algunos afirman.

Leicca dijo...

:-)

Paso por aquí, mirando algún histórico.

Me gusta como describes tus emociones.

Un beso.

Por cierto... Si votas, que sea en fotoblogs. Supongo que lo haces, porque tú ya eres de las clásicas.

Ayer tuve un incremento de votos y comentarios lindos, y muchos se fueron al "personal". Se agradece, pero en fotoblogs se me verá, y puedo seguir encontrándome con más gente agradable y linda.