lunes, marzo 14, 2016

El lado de la cama

Mi lado de la cama, en concreto el izquierdo, no se lo cedo ni a mis mejores sueños. Me lo robaron una vez y no vuelvo a perderlo. Nunca. Es más creo que los que lo ceden sin más, como si fuera el sitio en el metro no tienen ni idea de lo que están haciendo. Solo para quienes los sueños han pasado a ser nuestra vida más lúcida podemos entenderlo.

Él comenzó durmiendo en medio de la cama, para hacerlo junto a mí un tiempo después. Esas noches pude verlo en diferentes lugares, de lejos, en mis sueños. Sé que él también me vio y vivió lo mismo que yo, porque comenzó una lucha incansable entre sábanas y besos para quedarnos los dos en mi lado. Cada noche más apretados. Más juntos y a la vez más alejados. Hasta que logró tirarme de la cama.
Fue caer por un abismo. Pasaba las noches mirando a ese ladrón en la oscuridad, mientras se revolvía sonriente entre sábanas y vidas. La mía. Podía sentir como era feliz en esos mundos oníricos. Los míos.
Él en cambio dejó de mirarme por las mañanas. Temía que viera en sus ojos lo que me quitaba por las noches. Y supe que no pensaba devolvérmelo nunca.

Recuperé mi lado izquierdo de la cama. No importa cómo. Ahora vivo casi todo el día en él. Y por supuesto todas las noches.