miércoles, febrero 13, 2008

Agradecimientos varios...

No sé si varios es la palabra más adecuada, porque son tantos, que tendría que proceder a redactar un listado interminable y lo que es peor, seguro que me olvidaría de alguien importante.
Eso de las menciones no me termina de convencer. Pero sí tengo que agradecer todo el apoyo que he recibido durante este tiempo. No me refiero a este mes de locura transitoria y alucinaciones varias (por mi parte) ante el nacimiento del bebé, sino a todos los años que le han precedido como si se tratara de un parto interminable o de un acto inalcanzable.
Al final gracias a Constantino Bértolo, ese trabajo salió a la luz, para que ahora los que se presten puedan opinar lo que les plazca sobre las letras que he ido juntando.


Letras que leían desde críos amigos que ahora están por islas cercanas y no tan cercanas como la Gran Bretaña, amigos que viven en países fríos y lejanos, pero que siempre están cerca, ese amigo que juega entre letras y fogones desde el Sur. Amigos de mi adorada Argentina, con su mate, su B.A., su volver… Mi amiga catalana con la que comparto manuscritos y periplos varios. De la bella Italia, de la mia Italia...
Es curioso, a pesar de que alguno reside en la ciudad del cierzo o viento circular, la mayoría están repartidos por todo el planeta. Supongo que como yo, son adictos a eso de no parar quietos en una casa eternamente.






Sin los empujones y tirones de pelos cuando estaba en el suelo de muchos de ellos, no habría llegado a incorporarme tantas veces, de eso estoy segura.




Ayer estuve arropada por tanta gente, tantos de ellos en la “Audición”, que tan apenas pude escuchar las notas que sonaban de fondo. Algunos como Carlos Manzano,
Marta, Luisa y Alfredo casi se mimetizaron entre la gente. Digo casi, porque aunque uno no vea, sí siente la presencia y es lo mismo que si hubiera podido charlar con ellos durante horas.


Gracias a todos, grazie… Y gracias Lady Day, que cuando comenzó a llorar Summertime grabada (no lo pude resistir) del vinilo original, me obligó a mantenerme callada unos instantes, para de alguna manera agradecerle su impresionante presencia.