Si las miradas hablasen las calles estarían llenas de ojos afónicos. Ojos irritados. Ojos con brillo de venganza vengada. Ojos mirando al suelo: ‘No me atrevo’. Bocas aburridas. Ojos felices. Ojos apasionados. Exultantes.
Si las miradas matasen las calles estarían llenas de ojos avergonzados. Ojos que disimulan mientras caminan a trompicones por un espectacular “True crime” de siluetas pintadas en el suelo con tiza blanca.
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