jueves, diciembre 08, 2005

Quinto párrafo

Compartir el quinto párrafo de la página número 23 del libro que estés leyendo en este momento.

Esta iniciativa no es una idea mía, la leí en uno de mis paseos habituales por el blog 'Cosas que Pablo no sabe' que a su vez que ya venía de otros lares. Me encantó. Me pareció una manera original y sencilla de ver que libro tenemos todos los que por aquí paseamos en nuestra mesilla de noche, al lado del odiado despertador y de los rulos. Así que a dejar el teclado por un minuto y copiarlo ¿vale? Seguro que encontramos el que le suplantará y será el siguiente.

' La madre cuenta:
- Hace un mes o dos, ya no me acuerdo, estaba en la habitación de Dô, llegasteis para cenar, Paulo y tú. No di señales de vida. Me ocurre a veces, vosotros no lo sabéis, para poder veros juntos a los tres, me escondo en la habitación de Dô. Thanh llegó, como de costumbre, puso encima de la mesa el thit-kho y el arroz. Y salió.'

El amante de la china del Norte. Marguerite Duras


10 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí también me gusta la idea. Voy a poner el mío.
Un beso.

Max Estrella dijo...

Lo voy a hacer yo también...es una curiosa incitación a la lectura...buena forma de compartir.
Besos

Mónica dijo...

Me alegro de que os guste. Aunque la idea es poner en los comentarios cada uno el trocito o párrafo de esa página, no sólo en el blog como post. Quizá al comentar que yo lo copié de otro blog me expliqué mal.
Un beso para los dos,

Mónica

Anónimo dijo...

"Así que observo la casa, la rodeo, la inspecciono, la comparo con la descripción epistolar. El problema de todas las ciencias es el de casar los mares del Sur, su azul inmenso y marqueteado, con el mapa geográfico azul de los mares del Sur. Poco propenso a la exactitud, el literato prefiere divagar y moralizar sobre las presunciones de la exactitud científica. Moralistas lo somos continuamente, decía el doctor Johnson, pero geómetras sólo por azar."


Claudio Magris. El Danubio

Portarosa dijo...

- ¿Qué te esperas? ¿Que te van a recibir como un héroe? Cuando hayas vuelto, la gente te dirá: "Arthur Stanley, has estado mucho tiempo fuera", y tú contestarás: "Sí...", y entonces te dirán: "Aquí lo hemos pasado bastante mal, pero las cosas están empezando a arreglarse. Has tenido suerte, te has librado de lo peor."

Norman Mailer, Los desnudos y los muertos

DINOBAT dijo...

Hola que tal?, si pongo en mi blog el quinto párrafo de lo que leo confundo a la humanidad más de lo que está, divertido, interesante tu blog!, saludos,


JD

Anónimo dijo...

VICTOR JOHNSTON: Existen estudios que demuestran que la belleza facilita la búsqueda de trabajo o la toma de decisiones. En los juicios hay una cierta benevolencia con la gente atractiva (...) La belleza también tiene una gran influencia en la selección del trabajo: los guapos encuentran trabajo; no es justo, pero es la realidad.

Eduardo Punset: cara a cara con la vida, la mente y el universo. Conversaciones con los grandes científicos de nuestro tiempo.

Alfredito dijo...

Copio lo que escribí en el blog de Amanda , que sigue tu juego:

En la página 23 de “La posibilidad de una isla”, de Michel Houellebecq no hay quinto párrafo, pero copio el último:

“En este aspecto, la continuación de mi carrera confirmó poco más o menos mi primer éxito en el club de vacaciones. En general, las mujeres carecen de humor, por eso consideran que el humor forma parte de los valores viriles; así que, a lo largo de toda mi carrera, no me han faltado ocasiones para meter el órgano en alguno de los orificios adecuados. Hay que reconocer que estos coitos no fueron nada espectaculares. Las mujeres interesadas en los humoristas son, por lo general, un poco entradas en años, en torno a la cuarentena y empiezan a presentir que las cosas no van a salir bien. Algunas tenían el culo enorme, otras los pechos como manoplas, a veces ambas cosas. En resumen, no eran muy excitantes y la verdad es que cuando la erección disminuye, uno se interesa menos. Tampoco es que fueran muy viejas; sabía que al acercarse a los cincuenta buscarían otra vez cosas falsas, tranquilizadoras y fáciles; cosas que, desde luego, no iban a encontrar. Mientras tanto, no tenía más remedio que confirmarles – de muy mala gana, créanme, nunca es agradable -la bajada de su valor erótico; no tenía más remedio que confirmar sus primeras sospechas, instilarles a mi pesar una visión desesperada de la vida; no, no era la madurea lo que les esperaba, tan solo la vejez; lo que había a la vuelta de la esquina no era una segunda juventud, sino una suma de frustraciones y sufrimientos al principio mínimos y luego, muy pronto, insoportables; no era muy sano todo aquello, nada sano: La vida empieza a los cincuenta años, es cierto; con la salvedad de que termina a los cuarenta.”

Mónica dijo...

Ciao,

Gracias

Amanda,

portorosa (Bienvenido por estos lares y enlazado)

Duarte,

dinobat difícil que nos confundas más, al menos a los que por aquí andamos, creo que si camináramos con las manos estaríamos centrados...

alfredito para ti el premio, madre mía lo que has trabajado copia que te copia

Un beso para todos

Mónica

juan antonio bermúdez dijo...

Tengo un problema. Bueno, dos. El primero es que como me ocurre casi siempre, estoy leyendo cinco libros a la vez y no sé por cuál decidirme. El segundo es que en todas las páginas 23 de estos cinco libros hay menos de cinco párrafos.
La solución que se me ha ocurrido es hacer una trampa. Bueno, dos. La primera, elegir uno de mis libros favoritos (estoy leyéndolo siempre, pero no "ahora"). La segunda, transcribir todo lo que viene en su página 23: un sólo párrafo, un relato.

"Al hombre que cabalga largamente por tierras agrestes le asalta el deseo de una ciudad. Finalmente llega a Isidora, ciudad donde los palacios tienen escaleras de caracol incrustadas de caracolas marinas, donde se fabrican con todas las reglas del arte largavistas y violines, donde cuando el forastero está indeciso entre dos mujeres siempre encuentra una tercera, donde las riñas de gallos degeneran en peleas sangrientas entre los que apuestan. En todas estas cosas pensaba el hombre cuando deseaba una ciudad. Isidora es, pues, la ciudad de sus sueños; con una diferencia. La ciudad soñada lo contenía joven; a Isidora llega a edad avanzada. En la plaza hay un murete desde donde los viejos miran pasar a la juventud: el hombre está sentado en fila con ellos. Los deseos ya son recuerdos".

Italo Calvino
"Las ciudades invisibles", pág. 23.