lunes, septiembre 18, 2006

Momento Zen

Con el morro a ras del suelo, olisqueando cada centímetro cuadrado de las calles, como si tratase de descubrir el caso más importante de una agencia de detectives privados, Jazz y yo llegamos a la plaza.
Vino corriendo hacia nosotras tambaleándose y dando saltitos sin la menor coordinación. Tenía sólo unos centímetros más de altura que Jazz, que a día de hoy centímetro más o menos, mordisco más o menos en el metro de papel de Ikea, mide unos 40 cm de altura.
Era una niña preciosa. Se paró y extendió sus manitas enanas para intentar abrazarla. Jazz la miró levantando una de sus cejas pelirrojas con aire circunspecto y me miró a mí. Padece de cosquillas crónicas y no puede soportar un abrazo. Padece también de un síndrome sin nombre, algo así como una obsesión por el saludo constante y emotivo a cualquiera que se le acerque y también a los que no, que le han llevado a recibir más de un mal gesto. El diminuto tamaño de la niña me hizo por lo tanto mantenerla a mi lado controlando cualquier movimiento de mi acompañante. No hizo falta. Jazz se sentó y la miró quedándose quieta como un perro de porcelana china.

− No tiene orejas − dijo la niña.
− Sí tiene, míralas − contesté acariciando su melena oscura y ondulada de príncipe de las galletas.
Ella me miró extrañada.
− Pero ahí no tiene agujerito como yo.
Sonreí y levanté la melena izquierda de Jazz enseñándole el oido.
− Oh, sí tiene agujeritos…¿Cómo te llamas? − continuó sin dejar de extender sus bracitos hacia ella.
− Se llama Jazz.
− ¿Y por qué no habla? − dijo muy extrañada al contestarle yo.
− Es un perrito, los perros no hablan − contesté con aire condescendiente y una amplia sonrisa ante su ingenuidad.
− Sí que hablan, pero lo hacen así: gua, guau, gua− dijo mirándome como quien ve a un bicho raro que le molesta sin parar durante toda una tarde, como quien ve a un extraterrestre verde y con antenas por el pasillo de casa camino de la cocina, en resumen me miró como si fuera imbecil.
En ese mismo momento de desconcierto, la niña se abalanzó y le dio un fuerte abrazo a Jazz mientras le decía:
− ¿Mañana vendrás a la plaza?
Por supuesto esta vez no contesté yo. Me limité a mirar a Jazz que permanecía inmovil por primera vez entre los brazos de alguien y unos segundos después a la niña que corría hacia sus padres con sus pasos y saltos desacompasados como los acordes de un músico ebrio.

13 comentarios:

doble visión dijo...

Monica...este Jazz es un fenómeno...vos creyendo que el tipo le iba a gruñir y fijate que bien saldó el encuentro.

un saludo
marcelo

Alfredito dijo...

Pues mi perro Coco sí que habla, con la mirada, claro, pero de una manera tan clara y sincera que consigue hacerse entender perfectamente. De hecho, es la persona más inteligente que conozco.
Besitos (y también para Jazz)

Anónimo dijo...

Los niños y los perros suelen estar condenados a entenderse.
Estoy con Alfredo, hablan.
Besos

Mónica dijo...

Ciao,

Viste doble visión, es lo que pasa con los perros que todavía logran sorprendernos, saludos de Jazz (por cierto es niña)

Gabi, ya somos tres. Un beso.

Alfredo, te dejo el último.
Lo tuyo son vacaciones en nuestro mundo virtual y lo demás bromas... Ya se te echaba de menos. Qué me vas a decir a mí de hablar con la mirada, si la naturaleza le ha otorgado ese par de cejas color fuego y ha aprendido a moverlas en todas las direcciones. Cualquier día de estos le enseño a jugar al mus, o al pocker y que me retire.
Besos

Mónica

Breo Tosar dijo...

Me ha gustado mucho la comparación que haces al final con el músico ebrio. Pues los niños, los borrachos y los locos dicen siempre la verdad.

doble visión dijo...

Ah es niña?
Jaja... entonces que Jazz me perdone...¿le dices?

beso
marcelo
;)

CONSCIENCIA dijo...

Hola! me encantado Jazz , es una chulada. En cuanto a la comunicacion entre los animales y niños es simplemente lo que es y porque no decirlo fenomenal.Saludos

Max Estrella dijo...

Ayyyy,Mónica...cómo se te ocurre pensar y decir que los perros..y Jazz en concreto no habla....seguro que sabes interpretar su guau,guau...
jajaja
mu graciosa....
besos

Anónimo dijo...

Monica, eres un crak, cuando entro en tu blog es que me haces sentir feliz.
Gracias

Mónica dijo...

Ciao,

Max Jazz te manda chuperretones y patitas varias. Te debo un mail, pero he estado malita. Un placer como siempre verte por aquí.

Raton, muchísimas gracias por tus palabras, no se merecen, intento entrar en tu página pero no me deja, lo seguiré intentado, no sabes lo persistente que soy para visitar a los amigos.

Besos a los dos,

Mónica

Max Estrella dijo...

hay un tipo de conexiones que a los mayores (y los no animales,me atrevería a decir) nos son inaprehensibles
besos

sulfur dijo...

... vale, pero, quizá porque vengo de dos inmediatos post posteriores ( valga la "rebundancia"), le veo un tinte mustio, triste, a un tema que podría haber sido mucho más alegre. Quizá la cara del cooker ( yo tuve una muchos años .

sul.

sigo.

Manuel Miranda dijo...

No todos los dias uno se tropieza con una mujer profundamente bella por dentro y por fuera.

Eso eres tu Monica.