viernes, abril 20, 2007

Roma

Recuerdo una escena de la película ROMA, de Adolfo Aristarain, una película intimista, que narra lentamente, entre recuerdos, pensamientos y fantasmas la vida de un escritor, con Juan Diego Botto como protagonista. En esa escena la madre, Roma, conversa con su hermano, que como siempre le reprocha que el hijo de ésta no haga nada con su vida que no sea saltar entre mujeres, camas y horarios de gato nocturno. Que se limite a soñar con ser escritor, mientras ella, sola y sin un peso argentino en la mano, araña las paredes para sobrevivir. La madre, le dice con infinita ternura algo así: ¿Es que no lo ves? Él no ha nacido para trabajar en una oficina…
Me conmovió, aunque me resultó tan entrañable como irreal. No creo que ninguna madre pueda entender y apoyar hasta ese punto la locura del que decide vivir de inventar historias. Pero aún así, a pesar del tiempo de vez en cuando recuerdo esa escena, con un punto de cariño. Es, supongo la frase que todos desearíamos escuchar, en algún momento de nuestra vida. En los momentos de decisiones radicales que tomamos, que tomé el día que comencé a cambiar todo, que lo dejé todo por eso de inventar.

Yo intenté eso de las oficinas y no vean cómo. He tenido más de 20 trabajos diferentes. Y como suele ser habitual en esta sociedad llena de circunstancias previsibles, para el número diez u once de mis empleos, ya rondaba un puesto de lo más interesante, pero ni por esas, no sirvió de nada. He sido teleoperadora, dependienta, promotora, he trabajado en una autoescuela sin carné de conducir, administrativa, trabajé en un parque temático, profesora de master, camarera, entre otros miles de empleos.

Y si algo tuve claro según firmaba y rescindía contratos basura, era que nunca, bajo ningún concepto quería trabajar en una oficina. No sé, si es uno de los motivos por los que escribo. Quizá no sólo adoro la literatura, puede que después de todo no sea tan asquerosamente romántica. Quizá odie más las cuatro paredes que encierran un horario fijo, una vestimenta, una sonrisa y una forma de vida que me limita hasta el punto de volverme loca. Puede que exprima mi imaginación sólo para no tener que levantarme por las mañanas y ver las mismas caras, ya que desde que tengo uso de razón me di cuenta de que prefería inventármelas.

Roma, es adorable por eso, porque ella es esa voz que entiende a todos los que de una manera u otra enloquecemos entre paredes que no sean las de nuestra mente.

16 comentarios:

Unknown dijo...

Mónica, yo por desgracia me he tenido que ganar la vida trabajando en una oficina y la verdad es que admiro y envidio a los que habéis sido capaces de evitarlo y de conservar esa libertad maravillosa. Enhorabuena y un beso,
V.

Fernando dijo...

Me encanto la pelicula, pero me dejo un regusto triste como de abandono del personaje de todas sus raíces...quizás con su gran amor la madre no lo preparó bien para la vida...el glamour de ella no puede servirte de paraguas...un beso Mónica.

Miguel Ángel Muñoz dijo...

Lo de profesora sin carné de conducir , sin duda, debería estar premiado por la DGT. Tiene mérito increíble, como esa lucha constante por escapar de lo que no quieres. Muchos se dan por vencidos. Felicidades por no hacerlo.
Un saludo.

Jesús Arroyo dijo...

Mónica:

La mente debe ser LIBRE... Si la encierras en una cárcel de cuatro paredes ¿podrá desplegar sus alas?

Un beso.

Drecik dijo...

Cada vez que me dicen eso de "estudia y a ver si así te sacas unas oposiciones y tienes trabajo seguro de por vida" me entra un escalofrío... No veas.

Siempre que tenga una ilusión estaré vivo, por muy estúpida que le parezca a la gente.

Un saludo.

Mónica dijo...

El poeta, gracias, aunque ya ves que una también ha hecho sus pinitos en unas cuantas...
Un abrazo y cuidarse del catarro y de los virus, ya he visto que también has sido invadido.

Fernando, estoy de acuerdo, la película deja un malestar, una desazón extraña. Supongo que es demasiado autobiográfica, demasiados fantasmas del director rondando por las escenas. Como dice un buen amigo mío: Si a los escritores se les pusiera fácil su trabajo, seguramente no escribirían, no tendría ese encanto, ese punto de prohibición. Quizá es el error de Roma y la bendición del resto de las madres.
Besos

Miguel Angel, gracias. Sí, aunque casi es mejor lo del parque temático, eso sí aunque me pongan palillos entre los dedos y los enciendan, no confesaré de que iba vestida.
Besos

Chechu, es cierto, aunque a veces no es fácil. La mía camina a su antojo ( a veces) eso sí la dueña echa de menos la nómina mensual de esas odiadas oficinas. Escritor= pobreza absoluta.

Besos

Drecik y no la pierdas. Yo he tenido unos cuantos tochos de esos para opositar por mi mesa hace años. Siempre se me aconsejó como la mejor opción. Un trabajo seguro, un horario cómodo y muchas horas para escribir. Lamentáblemente pensaba que después de volver de ese trabajo seguro y de ese cómodo horario, dudaba que tuviera la menor posibilidad de escupir una sola línea. Pero, también es verdad que conozco el caso contrario de gente que lo ha hecho y les va de maravilla.

Un besazo

Caminar sin gluten dijo...

Hola Mónica, nos ha gustado tu frase: "No creo que ninguna madre pueda entender y apoyar hasta ese punto la locura del que decide vivir de inventar historias", pero en nuestro caso si lo apoyamos, es más nuestra hija que ahora esta algo desorientada, pero que escribe muy bien la apoyamos, al igual que a nuestro hijo que quiere investigar, y en este país ser escritor es mejor que ser investigador ¿o no?.

Bueno, que muchas veces nos arrepentimos de no haber tomado alguna decisión en la vida y dejar lejos la oficina.

Besos.

Ana y Víctor.

Anónimo dijo...

Ciao niña, nunca me he parado a contar todos mis trabajos, tu conoces varios de ellos, ya ves.. tampoco me hacia en una oficina encerrada todo el dia, y aunque esta debe ser como la quinta que piso y en la que mas tiempo estoy aun no veo que sea la labor de mi vida pero al menos veo pasar la vida tras los cristales, la de los demas, en las anteriores solo veia paredes, ni siquiera otro rostro que no fuera el mio. Llevo mucho tiempo sin saber de ti ( por otros medios ) a ver si un día haces un poder y me dedicas unas lineas en privado. Un beso enorme.

Helan

Ana Durá Gómez dijo...

Opino como tú, respecto a mí. No veas cuánto.

Mónica dijo...

Ciao,

Ana y Víctor, pues no sé yo, lo de ser escritor te da mucha vida interior y esas cosas, pero dinero... En mi casa siempre me apoyaron, pero el punto justo, con la mirada circunspecta cuando la niña se iba desmarcando demasiado, pero lo agradezco. Soy de esas personas que tienden a hacer lo contrario de lo que les dicen, así que igual me dicen que escriba a todas horas y dejo la primera libreta a medias.

Un besazo,

Helan, niña, qué alegría verte por estos lares. Creo que en tu empleo número 15 que debía ser el mío 16, perdí la cuenta!
A ti no hay oficina que te pueda, que te atrape, ni que te encierre. Antes te ponían paredes, ahora ya te dejan las ventanas para que te largues volando cuando te de la gana.
Un abrazo, mañana mismo te llamo,


Lynn, te creo, las veces que he visitado tu casa me he dado cuenta de que eres otra de las que caminas más entre personajes e historias que seres reales. Me encanta como escribes.
Un abrazo compañera de fatigas

Adrià dijo...

Jajaja felicidades!, yo tengo la gran suerte de compaginar pasión musical, con un trabajo creativo (marketing y comunicación) que además me apasiona..
Corren rumores que a unos músicos que conozco puede que les llegue el día en que tengan que elegir, aunque pare eso falta mucho…y son un poco vagos jejeje..
Además como todos los bolos terminen como el primero, me veo en Alcohólicos anónimos o de ministro…
Besos!.

CONSCIENCIA dijo...

Trabajar en una autoescuela sin Lic de Conducir que buenisimo ! parece broma eh?. En fin que mayor felicidad que trabajar en lo que te gusta!!! el no tracionarse , el ser fiel a uno mismo. Cuidese.

Alicia Rosell dijo...

Hola, Mónica: como siempre, te busco en la madrugada.
No he visto la película, pero te doy la razón en cuanto a lo de escritor igual a pobreza. Creo que la veré, coincido contigo en todo lo que nos escribes, amiga. Te leo y me veo reflejada en el espejo de tus palabras.

Aunque he trabajado en oficinas, no he sido capaz de compaginar ambos trabajos. La literatura exige demasiado esfuerzo y una concentración tan grande que no la concibo de otro modo que no sea dedicándose a ella de lleno, difícil, ¿verdad? Sí, sé de escritores que no lo hacen -porque tienen el privilegio de no tener que trabajar para vivir-, pero son los menos...

Tampoco es cuestión de acabar como los bohemios escritores de la época romántica: tísicos y famélicos. Así es que buscar términos medios en esta profesión es imposible.

En fin, ¿hay que elegir? Sí, pero qué difícil tarea para quienes pretendemos ver impresos los hijos de nuestra creación. Todo hay que decirlo: yo me dedico de lleno a mi literatura, pero tengo quien me mantenga. Tomé la decisión hace dos años, me costó, pero estoy contenta.

Feliz día del libro, con un poquito de retraso, Mónica.

Besos, amiga.
Puri.

Mónica dijo...

Adrià, pues sí, tienes suerte, no te puedes quejar. De todas formas espero que llegue pronto ese día en el que tengas que dejarlo para poder atender a todas vuestras fans desatadas.
Un abrazo,

Consciencia, ahora que no nos oye nadie, duré una semana... algo previsible, por otro lado.
Besos,

Puri,
Sí, no son decisiones fáciles. Y está claro, que según que decisiones sólo se pueden tomar, si tienes alguien al lado que te apoya. Si no es muy complicado.
De todos modos, yo como lo de parar quieta no es lo mío, compagino esto de escribir con diseñar bisutería antigua. Sin comentarios (todo con tal de no ir a la oficina)

Besos y cuídate mucho

María Paz Díaz dijo...

Precisamente mañana tengo una entrevista para un trabajo de oficina y se me hace muy cuesta arriba.

Ojalá pudiera o supiera o tuviera el valor de intentar otra cosa... eres muy afortunada :)

Anónimo dijo...

Pues yo trabajo, o hago como que trabajo, en una oficina, y hago mis horas extras en una academia donde enseño algo que aborrezco, a desempleados que ansían utilizar mis enseñanzas para abrirse camino y que yo sé perfectamente que no les van a servir ni para ir a la esquina más próxima.
Menos mal que la imaginación (y el cine) me rescata cada día.
Por cierto, Aristarain un tipo muy, muy recomendable: "Un lugar en el mundo", "Martín (Hache)", "Lugares comunes"; sus pelis dan para hablar, pensar y sentir horas y horas.
Saludos