miércoles, abril 02, 2008

El orfebre del desorden


De Óscar Jordán

Entrecerré los párpados esquivando la miopía que me impedía ver los verdes árboles, la masa gris de las carreteras, que a medianoche, parecían huir de la ciudad. Fue en mi habitación donde perdí la paciencia y lloré todos los ríos del mundo. Sólo era un excelente muchacho cargado de sueños de leones y de cabras que remontan la montaña. Harto de esto decidí ir más allá:
Comprendo que la claridad es sólo otro concepto, entiendo que nadie me entienda, pero hay cosas que significan lo mismo para unos y otros, cosas que vuelven el alma… ¿Humana?
A decir verdad siempre estuve orgulloso de no ser humano, no al menos en la misma medida que el resto, contento de que mi maldición me alejara de lo mundano y me convirtiera en un astuto alquimista, en un orfebre del desorden.
Me alimenté de palabras, tejí el ruido entre el hilo de plata vieja y diamantes negros, trasquilé la lana que protegía las sensaciones, llegué tarde a la fiesta de la felicidad. A cambio hubo agua en mis incendios y fascinación sobre mi persona.
“Barco sin agua no puede navegar” Es cierto, pero yo pinté sus alas.

Acudí a los más sabios con mis problemas, busqué la solución en el carbón. La poesía me quemaba, odiaba la rima, follaba con el verso libre y la perfección fue mi desecho, mi mierda. Obturados ya los objetivos, pasé a demostrar la rotura de los viejos conceptos, los pecados con dos sílabas, el placer que produce el deseo de morir.
Los cuentos indios, que desde siempre he amado, vinieron a significarme historias suicidas, kamikazes. Mis ojos valen más que mi cerebro. Mi carne es cálida y dura como la de las aves de corral. La tierra ama al viento, el viento quiere al mar, el mar sólo se asesta cabezazos contra muros de cielo. Plásticos y cristales discuten. Humos y llamas se alaban:
− Tú has sido el primero.
− Qué tontería.


Extracto del libro de relatos: “Hecatombe”, escrito entre los 15 y 19 años.

Un día le acercaré al abismo. Con la confianza que otorgan los años, sé que se acercará a él. Le empujaré para que así caiga y choque contra sí mismo. Y se enfrente con ese escritor que nació a la vez que él y dejó abandonado en algún lugar de tanto caminar en círculo...

6 comentarios:

39escalones dijo...

Impresionante. ¿15-19 años? Hay que recuperar ese escritor.
Un abrazo

Mónica dijo...

Pue sí Alfredo, impresionante. Además es de la tierra del cierzo.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Si esto lo escribió con 15 años, estoy por tirar todo lo que tengo escrito a la basura.

Saludos.

Anónimo dijo...

Vaya...otro que escribe muy bien.
Son tantos ya...y yo aquí mirando simplemente.
Le leo y me gusta.
A ti tambien monicagutierrez, te leo y me gusta.

Duncan.

Mónica dijo...

Anónimo, no hombre no, tampoco es eso... A veces salen historias mejores otras peores y no todo depende de la edad.

Un saludo

Mónica dijo...

Duncan, pues a ver, es bien fácil. Te tienes que animar y abrir un blog, la cuestión es empezar a desvariar.
Hace ya tres años que comencé el mío, a veces no sé si le odio o le adoro...

Un saludo