martes, abril 03, 2007

Lady Day

Escuchar jazz y no escuchar a Billie Holiday es un pecado difícilmente perdonado por los dioses. Eleanora Fagan Gough nació en Filadelfia en el año 1915. Sus padres eran unos críos de trece y quince años cuando ella nació. No estaban casados y la niña era abandonada a su suerte en casas poco recomendables.
A los diez años ya admitió haber sido violada. Y a los doce años se marchó con su madre a Brooklyn, donde además de limpiar casas, ejercía la prostitución.
Con sólo quince años cantaba en numerosos clubs nocturnos, aunque de manera informal.
Tuvo un golpe de suerte en un casting para un puesto de bailarina en el Pod’s & Jerry’s, ya que a pesar de no contratarla, le invitaron a cantar y fue descubierta por el crítico y productor musical John Hammond. No tenía formación musical, pero sí unas cualidades innatas para el jazz y el swing difíciles de igualar. Había algo en su voz, en su manera de interpretar, en su endiablado ritmo que le hacía diferente.
Los clubs de la calle 52 y Manhatan se rindieron ante su presencia. A los dieciocho años grabó su primer disco: "Your Mother's Son-In-Law" (1933) junto al genio de Benny Goodman.
Un giro radical que le llevó a una época de éxito y esplendor, a compartir escenario junto a artistas de la talla de Lester Young, Basie y Artie Shaw.
Era una estrella. Una estrella que lloraba su vida sobre el escenario, llevando hasta el paroxismo las emociones, el ritmo y los sentimientos. Como solía decir, se limitaba a cantar y expresar lo que había vivido en cada ocasión. Lo hacía con una naturalidad y maestría que era imposible no rendirse fascinado ante ella.
Era todo demasiado hermoso. Holiday jugó con las drogas desde niña. Ya por el año 1940 era consumidora habitual de heroína. El éxito se fue diluyendo como su vida y su voz por esa fuerte dependencia. Una voz que poco tenía que ver con la de los inicios. Una voz ronca y rota, aún así inigualable.
Tuvo una vida sentimental plagada de escándalos, en la que vivió tantos altibajos y huracanes como las letras de sus canciones. Se casó dos veces y mantuvo relaciones con numerosos hombres de carácter violento.
Le arrestaron por posesión de heroína y estuvo en prisión casi un año. Después de esto, ya no se le permitió trabajar de nuevo en los clubs de Nueva York durante los últimos doce años de su vida.
Condenada a arresto domiciliario por posesión de narcóticos en el año 1959, murió con 44 años de edad bajo custodia policial en el Bronx de Nueva York. Había sido víctima de una estafa y tenía menos de un dolar en el banco.
Es la vida de Eleanora una vida triste, absurda, una de esas personas que parecen predestinadas a tropezar, caer y dañarse día tras día. Sin remedio. Siempre que la escucho, como ahora, lo pienso. Una existencia plagada de infortunios y un solo número de lotería: su voz. Una voz que le llevó a lo más alto. Quizá ella sabía que era algo temporal, algo efímero, que no le tocaba en suerte y se limitó a dejarse caer algo más rápido.

22 comentarios:

Antonia Romero dijo...

Quizá, por todo eso, era capaz de cantar como lo hacía. A mí también me emociona escucharla.

Besos.

Caminar sin gluten dijo...

Ha sido estupendo compartir contigo este "viaje" en el concurso 20 minutos… Enhorabuena por el resultado conseguido y gracias por tu apoyo.

Nos seguiremos leyendo…

Muchos besos y un fuerte abrazo

Ana y Víctor.

oublieroblivion dijo...

me gustó...

saludos!!!

Mónica dijo...

Ciao,

Antonia, es muy probable. Su voz tiene un punto hiriente que da escalofríos.
Besos

Ana y Víctor, pues sí, yo estoy por pedir al periódico que dejen el cuadradito de las votaciones unos días más, para irme desenganchando poco a poco. Se me hará rarísimo.
Me alegro mucho de haberos encontrado, de conocer y tener mucha más información sobre un tema tan cercano y por otro lado tan injustamente desconocido y sobre todo por vivirlo "guerreando" en el buen sentido de la palabra. Un placer compartir el viaje con vosotros y que dure!
Besos a los dos

Sieg, me alegro. Bienvenida estás en tu casa así que pásate siempre que te apetezca.
Un saludo,

Luis Sevilla dijo...

Recomendar a todos los que ha leído tu extraordinario post la lectura de "Lady sings the blues", sus propias memorias, la voz de su existencia, que bien podía cantarla Tom Waits con esa voz rota como un poema de Bukowski. Un gran placer encontrarte.

Adrià dijo...

Es curiosa la historia negra que acompaña a muchos los genios del jazz y el blues, seguramente hablamos de una época y un lugar que proveía de un sinfín de posibilidades para que así fuera, pero la historia de holliday no la conocía y es realmente impresionante.

Con todo esto nos dejo una herencia irrepetible!.

Max Estrella dijo...

El hecho de que en estos momentos o en esta época la escuches,desmiente eso que dices en cuanto a lo efímero...hay eternidades que se nacen y se hacen en un segundo o en 44 años como la vida de Lady Day...
Muchas veces la grandeza de la miseria humana está oculta en las notas perdidas de un vinilo...de una vida breve...
besos,mónica

Mónica dijo...

Luis, llevas el apellido de la preciosa tierra, que casi de casualidad me vio nacer. Gracias por la recomendación, que reitero, es una biografía interesantísima y por tu visita. Bienvenido!
Un abrazo,

Adrià, es cierto. Está claro que Billie Holiday, no lo tuvo fácil desde el momento en qué nació. El jazz ahora muy de moda y siempre con ese punto fashion que le dan algunos, absurdo ya que no hay que olvidar, que proviene de la pobreza, de cantos de esclavos y tugurios. El jazz es negro, como bien dices, al igual que muchas de las vidas que lo interpretan. Eso sí, esa voz... es irrepetible.
Un abrazo!

Max, tienes razón. Pero eso lo sabemos tú y yo y los millones de personas que se deleitan y lo seguirán haciendo con el paso de los años con su voz. Pero ella, dudo que fuera consciente de todo esto. Supongo que era demasiado tarde para ella.
Creo que es lo más embriagador y duro de sus canciones. El conocer por qué las canta así. Valiente ironía.
Besos

Fernando dijo...

Semblanza perfecta de una grande...que lastima de vida pero que voz...besos Mónica.

Gabriel Báñez dijo...

Mónica, gracias por este post y por coincidir con una de las voces que más me han llegado. "La ráfaga Holiday" la llamó en un momento Artie Shaw. No hay que decir por qué: su voz, su dolor y fuerza siguen teniendo el registro de un embate. Luego que pasa ya nada es igual. Hermosa coincidencia.

Mónica dijo...

Fernando, sí es una voz tan hiriente como hermosa. Son sólo algunos datos de su biografía. Hay tantas leyendas en torno a su vida (que ella misma cultivaba) que no se terminaría nunca.
Besos

Gabriel, me alegro de que te guste tanto el post como Holiday. Estoy de acuerdo, escucharla es como encontrarse de casualidad en medio de un huracán.
Un abrazo,

CONSCIENCIA dijo...

Su voz desgarradora , me lleva siempre que la escucho consigo , y tambien me trae al presente y luego pareciera que todo sigue igual , es decir que nada cambia , o mas bien que los actos se repiten. GRACIAS POR TU BLOG!!!

Leicca dijo...

no estaban los links no. :-D
no los iba a incluir tan pronto
pero me parece que me enganché un poco... necesito descansar y darle otro ritmo menos estresante al blog.

un beso.

Anónimo dijo...

Y aparte de todo Moni, con un exquisito gusto por la música, ¡joder! que mujer tan encantadora eres y no es para menos, posees un gusto especial, que te hace diferente.

Buena selección de música.

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Querida Mónica:

Siempre un placer leerte, y aprovechando que estoy de vacaciones en Madrid, donde tengo pc y conexión, me estoy dando una vuelta aprovechando esos atajos, senderos cortitos que me llevan desde mi blog a casa de todos esos amigos que, aunque desconocidos "de visu", entrañables ya para nosotros, como lo eres tú.

Gracias por tus visitas, por tus comentarios, por tu ánimo y por tus palabras...que seguiré leyendo, espero!! Las mías las dejaré aquí, en este rinconcito tuyo que huele a hospitalidad y donde se sienten siempre buenas vibraciones. Espero poder contar pronto con más momentos en los que pueda escribir y tener acceso a Internet, en cuanto se me arreglen "mis cosas".

Un fuerte abrazo y mis mejores deseos para ti.

Mónica dijo...

Consciencia, curiosa tu percepción de la voz de Billie Holiday, aunque pienso que puedo comprender lo que expresas. Gracias a ti, si no fuera por gente como tú, este sería un sitio vacio, con sofás incómodos y eco en los pasillos.
Un beso,

Leicca, te lo recomiendo, además seguro que lo disfrutarás más. Creo que yo empezaré a visitar tu blog a otras horas, tengo la sensación de entrar siempre tan empanada que sólo escribo tonterías...
Besos,

Huy Ixchel, gracias!! Estos días pensaba estar lejos de todo y de todos, hacer mi escapada a mi casita a la orilla del mar y las fuertes lluvias me tienen atrapada entre mis cuatro habituales paredes, pero dentro de ese ligero cabreo por decirlo finamente que llevo dentro, da gusto entrar y leer comentarios como el tuyo. Estoy segura que si no nos separaran tantos mares, nos tomariamos más de un cafecito (Illy) juntas.
Un abrazo,

Shikilla, me alegro de que estés de vacaciones y desconectando de ese ritmo tan fuerte que llevas. Espero, bueno no espero¡ más te vale! seguir pasando por aquí, por supuesto que yo pienso seguir haciendo lo mismo en tu casa.
Que disfrutes estos días y te llenes de energía positiva y pronto nos podamos leer de continuo.
Un fuerte abrazo,

Miguel Sanfeliu dijo...

Una buena y desgarradora semblanza.
Es triste el contraste entre la belleza de su voz y la sordidez de su existencia.
un saludo.

Mónica dijo...

Miguel sí, es como una broma macabra plagada de swing.
Un abrazo

Administrador dijo...

me encanta y lloro si la escucho, es una cebolla de vinilo, la tía, no sé cuánto dolor y cuánta calle oscura le caben dentro. Un beso, Mónica.

Mónica dijo...

Pues no sé yo tampoco Pat, pero está claro que mucho dolor, miles de calles y callejuelas y unas cuantas dosis de callejones sin salida.
Un abrazo

O de FLANEURETTE dijo...

billie unica y siempre cristalina, incluso en su devenir nebuloso...si si si si, si!

Mónica dijo...

pelao, me gusta esto de hablar de alguien a quien admiras y poder compartirlo con tantas personas que sienten sensaciones tan similares.
Un saludo!