domingo, septiembre 28, 2008

PAUL NEWMAN

Tienes los ojos azul turquesa. ¿Nunca te han dicho que se parecen a los de Paul Newman? Cuántas veces habremos dicho esta frase a alguien, a veces porque el bar y el momento era propicio y otras porque era cierta. Pero ninguno de esos pares de ojos, por muy azules que fueran, muy penetrantes o muy bonitos eran como los suyos. Siempre fallaba algo, el que no pecaba de blando, lo hacía de cursi, o no transmitía ni de lejos lo que transmitían los suyos.

“La gata sobre el tejado de zinc” una de mis películas favoritas de Newman, puso en guerra sus ojos con los de Elizabeth Taylor. Ese hombre atormentado que se comió las paredes, las muletas y el resto del reparto, para encerrarse con los de la pequeña y grande Elizabeth dentro de una habitación y hacernos estremecer en el asiento.

Siempre se habla de James Dean como el rebelde por excelencia, aunque para mí nadie interpretó como Paul el dolor y la rabia. La ira y la rebeldía, el ser la pieza del puzzle que sobra y el tener que vivir en un mundo que no soporta y con la complicidad interna latente de que no podrá hacer nada para que eso cambie. Ojos claros sin un ápice de cursilería que caminan amotinados contra el mundo. Sólo los suyos.

Demostró con una amplia y prolífica carrera, que no era sólo un guapo más de la época dorada de Hollywood. Que era un actor que hacía temblar los cimientos del plató cuando lo pisaba.

El premio. Aborrecí la alfombra roja y ese mal café que tuvieron década tras década, mucho antes de haber tenido la suerte de cruzar su mirada con la mía, por no otorgarle ninguna de las estatuillas del impertérrito, tieso y brillante amigo Óscar que tanto merecía. Se la entregaron cuando ya era mayor, por un remake en el que jugó como sólo saben jugar los grandes. Puede que tampoco le importara demasiado. Como seguramente no le importaron los millones de mujeres que suspiraban a su alrededor y desde nuestras casas.
Hasta eso lo hizo bien. Casado en dos ocasiones, convivió durante medio siglo con su segunda mujer, hasta el final. Algo que me hace reafirmarme que tras esa mirada imposible de copiar, y menos de imitar, algo así como la renombrada sonrisa de la Gioconda, se escondía un hombre normal. Una normalidad arrebatadora y maravillosa.


He estado alejada por unos días de todo y una vuelve y se entera de que Paul Newman ha muerto. Un actor que en mi opinión y a pesar de grandes películas, su mejor pareja en las pantallas, la más apasionada, compenetrada y genial no fue con ninguna mujer, sino con un rubio platino: Robert Redford. Dándonos a todos “El golpe” o demostrándonos que el Destino puede unir a dos hombres.
Paul Newman no debería morir. No debería permitirse que sucediera. Es como si el cine, una parte de él también lo hubiera hecho.

12 comentarios:

39escalones dijo...

Fenomenal texto, Mónica. La mirada más limpia del cine (y una de las más limpias fuera de él).
Un abrazo

Miguel Sanfeliu dijo...

Cierto, una triste pérdida. Tu texto es un bello homenaje.
Un abrazo.

Adrià dijo...

“Talentosa” yo seré poco idealista, pero prefiero la vida de pol a la de Dean, yoquese!

A mí lo de los ojos azules no me lo dijeron nunca…serán cabrones!

Cuídate mucho, te digo algo pronto del temita ese!

Fernando Alcalá dijo...

De todos modos, optimista yo, piensa, Mónica, que afortunadamente el cine te hace un poco inmortal.

Un beso!

Max Estrella dijo...

Hay algo en el homenaje que haces,en tus letras que me llevan a pensar que es lo mejor que he leído en cuanto a homenajes y obituarios se refiere.Bravo...
En cuanto a la pérdida de este grande,me quedo con las tardes de invierno y unos cuantos dvd´s con sus películas.
Besos Mónica

Mónica dijo...

Sir Alfred, sí y qué bella...
Hablando de miradas a ver si nos vemos, que ya toca.

Un abrazo

Mónica dijo...

Miguel, mucho me dejó muy descolocada y triste, para qué negarlo. Era alguien grande y a la vez alguien que parecía poder estar sentado en tu salón.
Un abrazo (te debo email)

Mónica dijo...

Adrià, por partes ¿Los tienes azules? porque tú eres capaz de protestar y tenerlos verdes...
Te escribo ahora mismito.

Un abrazo

Mónica dijo...

Fernando, es cierto. Yo no pude evitar volver a ver "La gata..." ¿Se puede tener talento hasta para sujetar unas muletas?

Besos

Mónica dijo...

Max, gracias. La verdad es que me tocó, y ya sabes cuando algo te toca suele ser cuando se escribe desde dentro. Me alegro de que te haya gustado.

Un abrazo!

Víctor González dijo...

En la memoria permanecen vivos los que nos dejan. Él será un gran vivo en nuestras retinas, que si bien están rodeadas de azul en muchos casos, no es el azul de Paul.
Beso creativo.

Pablo Cassi dijo...

Estimada Mónica :
Siento una extraña atracción por el submundo, la vida que en cualquier esquina pierde su sombra, el rostro triste de una muchacha bajo un farol, un frustrado cantante de tangos que lucha contra su propia pena, un poeta que agoniza en un andén de San Sebastián en el País Vasco... eso y algunas cosas largas de enumerar.

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afectuosamente
Pablo